PASAPORTE LECTOR
Cuando leemos un libro viajamos por mundos de fantasía...somos protagonistas de aventuras e historias inolvidables...
Describir un libro que nos gusta no es fácil para los niños, por eso hemos diseñado este modelo para que sea más divertido. Hacer una cita bibliográfica también es importante y casi lo hemos olvidado. Este material sirve de herramienta para padres y docentes para animar y fomentar la lectura.
Los niños se divierten escribiendo, pintando y coleccionando y sobre todo leyendo.
¿Qués es el pasaporte lector?
Tiene forma de cuaderno y sirve para que escribas sobre los libros que te vas leyendo.
Tu pasaporte es intransferible, eso quiere decir que sólo podrás rellenarlo tú, por eso hay un apartado para tus datos.
Cada vez que compres un libro en Baobab o saques un libro de la biblioteca municipal de La Laguna podrás rellenarlo.
¡Colecciónalos! ¡Cada cuatro meses sacaremos uno nuevo!
El pasaporte se divide en:
- La portada con un niño o niña de un lugar diferente que podrás colorear.
- Un ejemplo de lo que queremos que pongas en el pasaporte.
- Tus datos personales.
- Podrás rellenar los datos para 5 libros que te leas.
- Páginas de Internet que te pueden ser útiles.
- Al final, un cuento para leer.
¿Para qué edad es?
Desde que sepas leer y escribir ya puedes tener uno.
¿Cómo puedo conseguirla?
Cuando vengas a Baobab a comprar un libro ¡¡ te regalaremos uno!!
¿Cómo lo relleno?
Primero rellenas tus datos personales en el pasaporte. Luego:
1. Si compras un libro en Baobab rellenas la bibliografía y te ponen un sello. Pero también si sacas un libro de la biblioteca municipal de La Laguna rellenas la bibliografía y te ponen un sello.
2. En casa o donde quieras te lees el libro y terminas de rellenar los recuadros que te faltan para completar la ficha del libro.
3. Haces el paso 1 y 2 hasta que termines con los 5 libros que puedes rellenar en tu pasaporte.
4. Vienes a Baobab. Comprobamos que está completo y si ya están los nuevos pasaportes te damos uno nuevo y si no pásate más adelante para darte el nuevo.
Al final hay un cuento ¿Por qué?
Nos gusta leer, leer, leer y leer y por eso ponemos un cuento al final.
Ese cuento lo puedes escribir tú.
Queremos que el pasaporte sea una actividad participativa en familia y que mejor forma que pidiendo a un familiar que nos cuente un cuento, luego lo escribes y lo metes en un buzón que hay en la biblioteca municipal de La Laguna. Entre todos los cuentos, elegiremos uno que será el que pongamos en el próximo pasaporte que repartiremos.
¿Te imaginas ser tú? ¡Qué suerte!
Si te gustan los libros y quieres recomendar o dar tú opinión sobre alguno, ¡puedes hacerlo!
Sólo tienes que:
1. Copiar la “Ficha de Lectura”
2. Pegar en un mensaje nuevo de correo electrónico
3. Rellenarla con la información que se te pide (Si tienes dudas, puedes pedirle ayuda a los mayores)
4. Enviar a lalaguna@baobablibros.es
Las publicaremos en nuestro blog para que todos los internautas puedan leerla.
FICHA DE LECTURA
Título:
Autor:
Editorial:
Número de páginas:
Tema:
Personajes:
Argumento:
Opinión personal:
CONCURSOS:
CONCURSO DE ILUSTRACIÓN BAOBAB 2011.
OBJETIVOS
Fomentar el valor de las expresiones artísticas; en concreto, la expresión de la imagen y del lenguaje escrito como medios de creación y comunicación.
Contribuir al desarrollo de la creatividad y de la sensibilidad.
Fomentar la lectura.
A QUIEN VA DIRIGIDO
A niños que tengan entre 6 y 12 años de edad y que residan en Canarias.
ORGANIZA
Baobab, librería infantil y juvenil y juguetería didáctica.
El delfín y la sirena
Había una vez dos niñas muy diferentes. Vivían en una lejana y mágica isla, junto al mar.
Se llamaban Blanca y Marina.
Blanca vivía en un palacio y era rica. Era la hija del Gobernador. Tenía una gran habitación, un armario lleno de vestidos de todos los colores y tantos juguetes que, a veces, los olvidaba en cualquier rincón. Invitaba a merendar, a las hijas de otros ricos, los dulces que preparaban las cocineras de su madre y se aburría porque, en realidad, no tenía amigas.
Marina, era muy pobre. Su madre era una de las sirvientas de la esposa del Gobernador. Vivía en una choza con techo de paja. Por las noches se colaban los rayos de la luna por los agujeros que hacían la lluvia y el viento. A ella le encantaba ver los dibujos plateados en el suelo, cuando su madre dormía. Tenía un traje para todos los días y otro de color azul para las fiestas. Y adoraba el único juguete que tenía: un barco de madera que le hizo un pescador. Siempre reía y cantaba, sobre todo cuando los marineros llegaban a la playa y sacaban los tesoros que quedaban enredados en sus redes. Estrellas de mar, trozos de coral, caracolas…Tenía muchos amigos.
A las dos niñas les gustaba mucho el mar.
Blanca fue un día de verano, vigilada por sus sirvientas. Nunca había estado tan cerca del agua y le pareció fantástica. Como regalo para los peces, llevaba deliciosos dulces de algas en una bandeja de oro.
Marina iba todos los días a la playa. A los peces, les tiraba migas de pan que guardaba en los bolsillos de su delantal.
A partir de aquella mañana se vieron todos los días junto a la playa. Blanca era feliz porque tenía una amiga. Marina reía cuando la veía tambalearse sobre la arena, no sabía caminar descalza.
Un día vieron un delfín cerca de la orilla y les impresionó tanto que decidieron volver todos los días, a la misma hora, para verlo.
A Blanca le dijeron que no podía ser. La hija de un aristócrata no podía vagar por la playa. Se entristeció y lloró. Quería ver a su amiga y tenía ganas de volver a contemplar un pez tan hermoso.
Una mañana, antes de que despertaran en el palacio, decidió escaparse para hablar con su amiga y ver al delfín.
Al llegar a la playa vio a Marina sobre la arena. Cuando llegó a su lado, se quedó maravillada de lo hermosa que estaba. Tenía una gran cola en lugar de piernas. Era azul como hecha de trozos de luna.
-¿Qué te pasó? –preguntó Blanca.
-Nada –respondió Marina.
-Pero… ¡tienes cola!
-Nadé al lado del delfín. Él me regaló esta cola para poder acompañarlo por el mar.
-Yo también deseo una cola como tú. ¿Dónde está el delfín?
-Tienes que nadar hasta su lado y te regalará una cola.
-Pero yo no sé nadar.
Blanca lloró en la playa cuando vio a Marina saltar al lado del delfín sobre la espuma de las olas. Sus cantos y sus risas parecían hermosas melodías.
Cada noche Blanca iba a la playa y cada noche veía feliz a Marina. Bailaba sobre la espuma, cantaba. El delfín hacía piruetas a su lado.
Ella tenía de todo, pero carecía de la amistad y la alegría. Era como un pajarillo enjaulado entre barrotes de oro.
Marina no tenía tesoros, pero podía nadar, jugar sobre agua y reír.
Un atardecer Blanca entró en el agua. No supo cómo lo hizo, pero nadó hasta alcanzar a su amiga. Se sentía distinta, feliz. Saltaba sobre las olas. Hacía piruetas en el aire. Y reía.
A partir de aquel día, los pescadores hablan de un delfín que siempre va acompañado de dos sirenas. Una Blanca como la espuma; la otra plateada como las aguas del mar.
Cuentan que si ves a esos tres hermosos seres la suerte te acompañará toda la vida y serás feliz.
Ernesto Rodríguez Abad
Se llamaban Blanca y Marina.
Blanca vivía en un palacio y era rica. Era la hija del Gobernador. Tenía una gran habitación, un armario lleno de vestidos de todos los colores y tantos juguetes que, a veces, los olvidaba en cualquier rincón. Invitaba a merendar, a las hijas de otros ricos, los dulces que preparaban las cocineras de su madre y se aburría porque, en realidad, no tenía amigas.
Marina, era muy pobre. Su madre era una de las sirvientas de la esposa del Gobernador. Vivía en una choza con techo de paja. Por las noches se colaban los rayos de la luna por los agujeros que hacían la lluvia y el viento. A ella le encantaba ver los dibujos plateados en el suelo, cuando su madre dormía. Tenía un traje para todos los días y otro de color azul para las fiestas. Y adoraba el único juguete que tenía: un barco de madera que le hizo un pescador. Siempre reía y cantaba, sobre todo cuando los marineros llegaban a la playa y sacaban los tesoros que quedaban enredados en sus redes. Estrellas de mar, trozos de coral, caracolas…Tenía muchos amigos.
A las dos niñas les gustaba mucho el mar.
Blanca fue un día de verano, vigilada por sus sirvientas. Nunca había estado tan cerca del agua y le pareció fantástica. Como regalo para los peces, llevaba deliciosos dulces de algas en una bandeja de oro.
Marina iba todos los días a la playa. A los peces, les tiraba migas de pan que guardaba en los bolsillos de su delantal.
A partir de aquella mañana se vieron todos los días junto a la playa. Blanca era feliz porque tenía una amiga. Marina reía cuando la veía tambalearse sobre la arena, no sabía caminar descalza.
Un día vieron un delfín cerca de la orilla y les impresionó tanto que decidieron volver todos los días, a la misma hora, para verlo.
A Blanca le dijeron que no podía ser. La hija de un aristócrata no podía vagar por la playa. Se entristeció y lloró. Quería ver a su amiga y tenía ganas de volver a contemplar un pez tan hermoso.
Una mañana, antes de que despertaran en el palacio, decidió escaparse para hablar con su amiga y ver al delfín.
Al llegar a la playa vio a Marina sobre la arena. Cuando llegó a su lado, se quedó maravillada de lo hermosa que estaba. Tenía una gran cola en lugar de piernas. Era azul como hecha de trozos de luna.
-¿Qué te pasó? –preguntó Blanca.
-Nada –respondió Marina.
-Pero… ¡tienes cola!
-Nadé al lado del delfín. Él me regaló esta cola para poder acompañarlo por el mar.
-Yo también deseo una cola como tú. ¿Dónde está el delfín?
-Tienes que nadar hasta su lado y te regalará una cola.
-Pero yo no sé nadar.
Blanca lloró en la playa cuando vio a Marina saltar al lado del delfín sobre la espuma de las olas. Sus cantos y sus risas parecían hermosas melodías.
Cada noche Blanca iba a la playa y cada noche veía feliz a Marina. Bailaba sobre la espuma, cantaba. El delfín hacía piruetas a su lado.
Ella tenía de todo, pero carecía de la amistad y la alegría. Era como un pajarillo enjaulado entre barrotes de oro.
Marina no tenía tesoros, pero podía nadar, jugar sobre agua y reír.
Un atardecer Blanca entró en el agua. No supo cómo lo hizo, pero nadó hasta alcanzar a su amiga. Se sentía distinta, feliz. Saltaba sobre las olas. Hacía piruetas en el aire. Y reía.
A partir de aquel día, los pescadores hablan de un delfín que siempre va acompañado de dos sirenas. Una Blanca como la espuma; la otra plateada como las aguas del mar.
Cuentan que si ves a esos tres hermosos seres la suerte te acompañará toda la vida y serás feliz.
Ernesto Rodríguez Abad
CONCURSO DE CUENTOS BAOBAB 2010
